Add parallel Print Page Options

―Danos siete días para ver si podemos obtener ayuda —respondieron los ancianos de Jabés—. Si ninguno de nuestros hermanos viene a ayudarnos, aceptaremos tus condiciones.

Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá, ciudad de Saúl, y contaron lo que ocurría, todos se pusieron a llorar.

Saúl estaba arando en el campo, y cuando regresó al pueblo preguntó: «¿Qué pasa? ¿Por qué están llorando?».

Al enterarse de lo que habían mandado a decir los de Jabés,

Read full chapter